#LOMCEAvanza, #DerogarLOMCE o #LomceNoEduca son algunos de los hashtag que, tras la aprobación de la ley, llenaron Twitter de protestas en diferentes campañas; estamos ahora en un momento en el que es evidente el avance de la LOMCE y toca pasar a la acción porque en este curso la ley Wert tiene ya sus "primeras cobayas", el alumnado de tercero y sexto de Primaria.
Y es que en este curso, en Asturias, se va a poner en marcha uno de los ejes vertebradores de la ley, las pruebas estandarizadas de Primaria, (el Consejero de Educación ya pone fecha a la de sexto, finales de junio). Rechazar la LOMCE es, inequívocamente, rechazar las pruebas.
SUATEA, Sindicato de Estudiantes, FAPAS Xixón y Movimiento Social por la Escuela Pública convocaban, el pasado día 25, una rueda de prensa para manifestar su rechazo a estas pruebas de Tercero y Sexto a la vez que se denunciaba la incoherencia del Consejero de Educación que si por un lado se manifiesta crítico y contrario a la LOMCE, por otro no duda en ponerla en marcha, resultando que Asturias será (junto con Andalucía) la única Comunidad gobernada por el PSOE que las realice. Se animaba, además, a las familias a que muestren su rechazo no llevando a sus hijos esos días a clase.
Asamblea abierta
Baste con señalar que las pruebas de Primaria, auténtico eje vertebrador de la Ley Wert, no son evaluaciones de diagnóstico. Este tipo de pruebas (estandarizadas, individuales, centradas en Lengua Matemáticas y Ciencias-Tecnología, tipo test...), tan solo "examinan" de parte de lo que el alumnado aprende en la escuela.
No evalúan procesos de aprendizaje ni de enseñanza, ni metodología de trabajo, ni creatividad, ni desarrollo emocional, ni capacidad crítica, ni convivencia, ni trabajo en equipo, ni.... Ni siquiera el contexto socioeducativo, reducido a unos cuestionarios de contexto para la prueba final de sexto de Primaria (a alumnado, familias y dirección), publicado en BOE el pasado 30 de marzo, totalmente sesgados, -nada se pregunta al profesorado al que además se evalúa-, y que merecería un estudio aparte.
Como ejemplo:
Como ejemplo:
La finalidad más inmediata (a pesar de que insistan y hasta recojan por escrito en el BOE, del 25 de abril, que los resultados no serán públicos), no es detectar problemas y poner soluciones (¿dónde están las partidas y los medios necesarios en caso de que los resultados no fueran positivos?), sino establecer competiciones y clasificaciones de Centros y de alumnado. Segregar, en definitiva.
Desde un punto de vista pedagógico, significan un auténtico fraude metodológico y una vuelta a un pasado "academicista" que creíamos superado (las reválidas fueron eliminadas por la ley del 70). Olvidémonos de aprender, entrenémonos para las pruebas. Las escuelas acabarán convirtiéndose en "Centros de entrenamiento", distorsionando programaciones y proyectos, y, por supuesto, haciendo añicos cualquier proceso de evaluación formativa.
¿Y el estrés innecesario al alumnado?* ¿Y el coste económico? ¿Y la desconfianza en los equipos educativos? ¿Y el negocio de empresas privadas "especialistas en pruebas estandarizadas"?
¿Y? ¿Y?
¿Y el estrés innecesario al alumnado?* ¿Y el coste económico? ¿Y la desconfianza en los equipos educativos? ¿Y el negocio de empresas privadas "especialistas en pruebas estandarizadas"?
¿Y? ¿Y?
De esto y mucho más, y de las opciones que tenemos, debatiremos en la asamblea.
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