miércoles, 4 de noviembre de 2015

La escuela en manos del capitalismo globalizado

FERNANDO LÓPEZ VALVERDE,  ASTURIAS24


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De nuevo la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) ha lanzado a los cuatro vientos otro informe sobre temas educativos, (uno más de los que desarrollan los Informes PISA), con la desfachatez unidireccional con la que el organismo citado trata siempre los temas educativos: con datos e intereses única y exclusivamente de carácter económico. No le importa que sean multitud los que piensan en la educación como el mejor recurso para aprender a vivir en la libertad vinculada a la igualdad y no admiten que poderes netamente economicistas la utilicen para su particular conveniencia, que en estos tiempos no es otra que educar en la sumisión consumista.

El aceptar que todo gasto en educación, formación e investigación sea la mejor inversión para un futuro, que en gran parte será lo que sea hoy la educación, y que nuestra inversión en educación alcance cifras en millardos sea de suma importancia, no debe ser lo único y principal que nos preocupe. Antes que nada se debe estar muy alertas para que la educación no caiga en manos de intereses espurios, tendenciosos o perversos, pues ya se sabe que todo modelo económico procura apoyarse siempre en un modelo educativo que le sea afín.


Como es necesario plantear un tema de fondo para orientar estas disquisiciones, con esa intención va una serie de interrogantes en un bloque de preguntas afines: ¿Se sabe de verdad en qué modelo educativo estamos invirtiendo? Es decir, ¿somos conscientes del tipo de persona en el que se está educando a nuestros infantes? ¿Conocemos quiénes están imponiendo sus modelos educativos? o ¿En qué manos hemos puesto la gobernanza de esta inmensa y delicada inversión? ¿Son los partidos políticos con sus gobiernos de turno?, ¿los poderes religiosos y culturales? ¿Acaso el capital financiero?

Para empezar se debería analizar nuestro ámbito europeo en uno de los aspectos más determinantes: saber que el modelo económico de las entidades culpables de la gran crisis económica mundial, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Central Europeo (BCE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), es el mismo que viene inspirando y controlando los sistemas educativos de medio mundo con la actuación específica de la OCDE con sus escorados Informes PISA y sus frecuentes anexos.

Si lo aplicamos a nuestra circunscripción económica, es un hecho que la Comisión Europea no tiene competencias directas en la educación de sus estados miembros, pero en los documentos del Consejo Europeo de Lisboa de marzo del 2002, se encuentran de forma explícita los objetivos fundamentales de sus dictámenes en política educativa hasta el 2010. Búsquese “Competencias clave para el aprendizaje permanente”. (*) En este documento aparecen con meridiana claridad sus objetivos y directrices: “La escuela debe estar sometida y condicionada a los imperativos económicos y a las demandas de la sociedad -especialmente de los padres- y debe ser un instrumento para la reproducción de la mano de obra necesaria para la empresa, que constituye el centro alrededor del cual gira todo progreso social”. De ahí estos dos de sus capciosos mensajes:“Lo que es bueno para la empresa es bueno para todos” y “El mercado nos dará la felicidad”.

Para lo mismo las citadas entidades, utilizan herramientas o mecanismos de carácter adictivo para inocular los objetivos más duros de la ideología capitalista neoliberal en el corazón mismo de los sistemas educativos. Les basta y sobra con dos de sus largos y poderosos tentáculos: los medios de comunicación de masas y el vasallaje de los gobiernos de numerosos países del mundo, entre otros los de la Unión Europea.

Para recuperar ánimos hasta el próximo artículo, que también abordará este mismo tema, finalizo con una consoladora frase del filósofo francés André Comte-Sponville: “Creo que la economía de mercado ha triunfado, pero no es suficiente para crear una civilización”.

* 2006/962/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente [Diario Oficial L 394 de 30.12.2006]


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Fuente: Asturias24

Fernando López Valverde

Antes de entrar en una valoración sobre la enseñanza como negocio considero necesario disparar un flashazo sobre el sector de la formación no reglada en Espa­ña por sus múltiples particularidades, su magnitud y el sustrato económico en el que se desarrolla.

Se clasifican como “enseñanzas no regladas” a las que no están sujetas a preceptos, ordenaciones o reglamentación, es decir, a las que no necesitan estar reconocidas por un organismo oficial. Su oferta formativa engloba múltiples y diversas materias de enseñanzas, aprendizajes, cursos, seminarios, que comúnmente se ofrecen para iniciarse, especializarse o bien reciclarse en cualquiera de las profesiones existentes y forman parte de una muy variada tipología de centros.

En lo referente a su gestión económica también es de muy diversa índole, pero importa conocer que desde el año 1986 la Formación Continua se ha financiado por las cotizaciones a la seguridad social y la financiación recibida del Fondo Social Europeo (FSE) y desde el año 1997 por el 0,35% de la masa salarial de las empresas (la mitad de la cuota de formación profesional). Por otro lado la fundación FORCEM, gestionada por los interlocutores sociales, se ocupó de la formación de los trabajadores ocupados hasta el año 2001 para a continuación ser trasladada a la Fundación Tripartita para la Formación Continua. A este sistema externalizado hay que añadir otros miles de variopintos cursos, organizados por asociaciones, colegios profesionales y otras entidades.

A tener muy en cuenta el vasto conglomerado comercial que se desarrolla en torno a la actividad docente por importantes sectores, que suministran el material necesario e imprescindible para impartir docencia en cualquier tipo de enseñanza, como las editoriales de libros de texto, las industrias del software y material escolar, junto a las de confección de uniformes, las de transporte escolar y otro largo número que quizá no haga falta recordarlos.

Con un sí rotundo se puede afirmar que la educación y la formación en España, reglada o no reglada, es un negocio con sólo considerar lo que aparece en el último informe del Consejo Escolar del Estado referido al curso 2012/13 en el que consta que los colegios privados, sostenidos o no con fondos públicos, pese al temporal, han logrado aumentar sus ingresos.

Por demás, la inversión en la enseñanza es considerada como un suculento negocio, no sólo por ser una mercancía de obligado consumo, sino también por su alta fiabilidad al ser subvencionada y amparada por el papá Estado con gangas y privilegios como las beneficiosas concesiones de suelo para la construcción de centros y la capacidad selectiva del alumnado. Muy significativo que los fondos (buitres) de inversión anden al acecho, pues cuando ellos divisan carnaza de seguro que hay negocio.

En estas mismas coordenadas desde primeros de este siglo la Organización Mundial del Comercio (OMC), que junto a las organizaciones religiosas y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) son los más interesados y beneficiados de los sistemas educativos, pulula en torno al sector para conseguir la liberalización total de este pingüe mercado.

Y, por si quedara alguna duda, transcribo lo que aparece en el punto 12 de un alarmante informe del Corporate Europe Observatory publicado el pasado 12 de octubre:

12.- Los EE.UU. están considerando la apertura del mercado de la educación a través de TTIP a partir de la formación en gestión, a cursos de idiomas y a pruebas de admisión a la escuela secundaria... La Comisión Europea ha pedido a los Estados miembros de la UE sus "flexibilidades potenciales" en la solicitud de Estados Unidos en relación con los servicios de educación.

Queda muy claro que la Educación corre grave peligro de ser mercantilizada a través de los TTIP y CETA. ¿Pueden pedir más?

Ante tales abusos me sumo a lo que dice Susang Gorges, “Esto sólo lo pueden parar los ciudadanos”. 






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