Silvino Lantero publicaba, en La Nueva España del 25 de mayo, un artículo que tituló La reforma educativa de la LOMCE, Luces y sombras de la nueva ley de enseñanza.
Naturalmente entre las luces, las reválidas, la centralidad de la religión en el currículum (aunque no es obligatoria como quisiera) o los conciertos educativos con centros que segregan por sexo, y las sombras, que se "queda corta". Algunos ejemplos:
No se resuelve el problema del atropello lingüístico en Cataluña y en otras regiones que impiden estudiar en nuestra excelente lengua española.
La LOMCE consolida, con tímidos retoques, la escuela comprensiva unificada, que llega hasta los 16 años
La libertad de enseñanza queda en el olvido más absoluto
.......
Desde el Movimiento Social por la Escuela Pública se planteó la necesidad de dar cumplida respuesta a las opiniones del señor Lantero. El resultado este texto que transcribimos en su totalidad, dado que para su publicación en prensa necesariamente tuvo que ser recortado (La Nueva España, 15 de mayo, La reforma educativa del señor Lantero. Argumentos para contestar a un defensor de la LOMCE.
TEXTO completo:
Nos alegramos de que encuentre usted
algunas normas positivas en el proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Educación
(LOMCE), recientemente aprobado por el Consejo de Ministros, y pendiente de discusión
parlamentaria. Decimos que nos alegramos porque ni nosotros ni la inmensa
mayoría de docentes, madres y padres, alumnado y ciudadanía en general somos
capaces de vislumbrarlas. Prueba de ello es la amplísima contestación social
que esta ley está provocando. Prueba de ello es la convocatoria de la huelga
educativa general del pasado 9 de mayo y el amplísimo seguimiento que tuvo. Y
cabe recordar que estuvo convocada en todo el Estado y para todos los niveles
educativos, desde educación infantil a universidad, cosa insólita en la
historia educativa de este país. En todo caso, y con la mejor
voluntad de hacernos permeables a su optimismo, intentaremos esforzarnos en
entrever, al menos, esas normas positivas que menciona en su artículo.
Veamos:
Considera usted positivas las
evaluaciones finales individualizadas externas como condición de titulación.
Como seguramente recordará, quienes tenemos ya cierta edad y estudiamos en la
década de los 60 tuvimos que sufrir la existencia de muchas evaluaciones de
este tipo: un examen de ingreso a los 10 años para poder acceder a los estudios
de bachiller elemental; una reválida de 4º a los 14 años para poder acceder a
los estudios de bachiller superior; una reválidad de 6º a los 16 años para
poder acceder a los estudios de PREU o COU y, por último, una prueba de acceso
a la universidad. En los estudios de oficialía y maestría ocurría otro tanto.
Las pruebas que ahora se proponen son, si cabe, muchísimo más restrictivas
puesto que no solo limitan el acceso a la continuación de los estudios, sino
que condicionan la titulación de los estudios ya cursados.
Aunque quizás no recuerde usted tan
bien que tales evaluaciones o reválidas nada aportaron a la mejora del sistema
educativo, sino que se limitaron a configurarlo como altamente selectivo y
clasista. Tal y como se reconoce en el propio “Libro Blanco” de la educación en
España de 1969, diagnóstico previo a la elaboración de la Ley General de
Educación de 1970: “las cifras actuales son francamente desconsoladoras, por
debajo de otros países europeos: de cada 100 alumnos que iniciaron la enseñanza
primaria en 1951, 27 ingresaron en la enseñanza media, 18 aprobaron examen de
estado del bachillerato elemental, 10 el de superior, 5 las pruebas de madurez
del curso preuniversitario y sólo 3 llegaron a terminar sus estudios
universitarios en 1967”. Puede que lo que alguna gente añore y eche en
falta sea precisamente eso: un sistema segregador y clasista que abandone a los
más y se centre en los menos. Total, para el mercado de trabajo que tenemos...
Considera usted de
elemental derecho en un ámbito democrático el que las administraciones se
encuentren obligadas por ley a establecer conciertos con centros educativos que
segregen por sexo como los del Opus Dei. Lo cual, a nuestro entender, genera
por lo menos dos problemas. Primero, esa concepción de la educación:
coeducación y educación diferenciada/segregada no son opciones equiparables ni
mucho menos. Parecería un sinsentido gastar tiempo, esfuerzo y dinero público
en favorecer programas de igualdad, mientras que pagamos, con el mismo dinero
público, centros segregados por sexo. Y segundo, esa concepción del derecho que
entendemos que debería comenzar por el cumplimiento de las sentencias firmes
del Tribunal Supremo al respecto. A lo mejor, el derecho de los padres (¿y
madres?) sobre la educación de sus hijos no puede ser ilimitado y, en todo
caso, no puede ser sufragado con fondos públicos.
Considera usted una muy
buena noticia para la libertad la desaparición de la Educación para la Ciudadanía,
propia del leninismo soviético. Nuestras disculpas; nos habían engañado; no
nos habíamos dado cuenta. Nosotros, que trabajamos en los centros educativos,
que conocemos los libros de texto, que estamos en contacto con el profesorado
de la asignatura pensábamos que se trataba de formar de futuros ciudadanos
críticos, libres y responsables. Pero quizás estábamos equivocados, y eso se
hace en clase de religión católica.
Considera usted que ya era
hora de que se diera cumplimiento al «Acuerdo entre el Estado español y la
Santa Sede de 1979 sobre la enseñanza». Nosotros creemos, en cambio, que
los Acuerdos Estado-Santa Sede son unos acuerdos preconstitucionales (en tanto
que fueron negociados con anterioridad a la promulgación de la Constitución
Española de 1978), herederos del Concordato de 1953 y del acuerdo de 1976 para
la revisión del mismo. Y que estos acuerdos no hacen sino mantener una
situación de privilegio para la iglesia católica, absolutamente fuera de lugar
en un estado aconfesional, y que ninguna administración política de la
democracia se ha atrevido a denunciar. Esta es una situación absolutamente
anacrónica, unica en Europa y ha tenido que ser la propia Unión Europea quien
la denunciara en varias ocasiones. En todo caso, si tanto le preocupa el cumplimiento
de dichos Acuerdos, podría comenzar denunciando el incumplimiento del artículo
II.5 “la Iglesia católica declara su propósito de lograr por sí misma los
recursos suficientes para la atención de sus necesidades”. Vamos ya para 35
años desde entonces y la iglesia católica de este país sigue siendo sufragada
con el dinero de toda la ciudadanía; no con el de sus fieles mediante algún
impuesto religiosos como en Alemania, por ejemplo.
Considera usted un problema el
atropello lingüístico en Cataluña y en otras regiones que impiden estudiar en
nuestra excelente lengua española. Pero no se preocupe. Las pruebas Pisa y
otras tantas que tan presentes tienen los desarrolladores de la LOMCE (y que
tan descaradamente manipulan) muestran con claridad que en Cataluña y otras
regiones los resultados obtenidos en nuestra excelente lengua española
son mejores que los obtenidos en otras regiones de la península e insulares.
Creemos posible garantizar la pervivencia de la citada lengua, incluso sin la
implantación de esta nefasta ley.
Considera usted que la LOMCE consolida,
con tímidos retoques, la escuela comprensiva unificada, que llega hasta los 16
años. Y aquí nuestro estupor se dispara. ¿De verdad que se ha leido usted
la ley? Y continúa defendiendo que, como mínimo, deberían existir tres
opciones básicas. Una, la actual, llamada escuela unificada, hasta los
dieciséis años, otra de carácter preprofesional y una tercera de un
Bachillerato de alto nivel académico. Pues habría que cambiarle el nombre a
la primera opción porque de escuela unificada, nada de nada.
Considera usted preocupante el
desarrollo integral de la personalidad y la necesidad de virtudes.
Compartimos su preocupación. Precisamente por ello defendemos el mantenimiento
de asignaturas minusvaloradas como la filosofía y la educación para la
ciudadanía. Porque el desarrollo de la personalidad se construye en sociedad y
los valores que defendemos son los comunes propios de la ciudadanía de esa
sociedad y no los de una determinada confesión religiosa.
Considera usted que las
consejerías de educación no deberían tener atribución alguna sobre centros
privados, que estarían, en cuanto a conciertos y a la regulación general, en
relación con del Gobierno de España. En la actualidad, el sistema de
conciertos educativos supone, de facto, una auténtica fuente de segregación
social. Se mire como se mire, la composición social del alumnado y de las
familias de los centros privados concertados es sustancialmente diferente de la
de los centros públicos. Disminuir la regulación provoca, necesariamente, un
incremento de esa segregación.
Considera usted que no es
de recibo que el coste medio de un puesto escolar de la mal llamada escuela
pública duplique prácticamente el de un centro privado concertado. Y es que
eso no es así. Las últimas afirmaciones en ese sentido incluian las
asignaciones directas a conciertos educativos en el coste de los centros
privados-concertados y todo el resto del gasto de ministerio y consejerías
autónomas en el coste de los centros públicos; incluidos los salarios de toda
la inspección educativa, por ejemplo. Y tampoco se consideran dos cosas más:
las aportaciones “voluntarias” de las familias y la distribución geográfica de
los centros, dada la curiosa inexistencia de escuelas rurales privadas-concertadas.
Cabe recordar que el nuestro es un
país con un elevadísimo nivel de privatización del sistema educativo (solo dos
países nos superan en el ámbito europeo, Irlanda y Países Bajos, y uno en el
ámbito iberoamericano, Chile). Sin embargo, países en los que nos miramos
cuando alabamos ciertos resultados académicos tienen una escuela pública muy
mayoritaria (Finlandia 95%). Cabe recordar, también, que nuestra enseñanza
privada es, además, confesional, dado que se encuentra en su gran mayoría en manos
de la iglesia católica, cosa inusual en otros países.
Y cabe señalar, por último, que no
existen evidencias empíricas que demuestren que a mayores niveles de
privatización (la LOMCE incrementa la duración de los conciertos educativos en
primaria de 4 a un mínimo de 6 años) mejoren los resultados académicos
ni disminuyan los costes educativos. Si los hay, en cambio, que avalan la
relación existente entre mayores niveles de privatización y mayor desigualdad y
segregación social. Pero bueno, a lo mejor es el precio que algunos están
dispuestos a pagar con tal de privatizarlo todo. Todo, todo.
Movimiento Social por la Escuela Pública – Asturias
26 de mayo de 2013
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