Lo que para Cutlas es una obviedad: La educación en la escuela y la religión en la iglesia, parece estar cada vez más lejos de ser realidad en nuestro país: no tenemos más que pensar con quienes se apresuró Wert, a la chita callando, a consensuar su ley de Educación: iglesia católica y Opus. Este "consenso" se traducirá necesariamente en una mayor presencia de la religión católica (y su "dura" alternativa) en la Escuela Pública y en una mayor cesión a las empresas privadas de la Educación.
Por eso, porque nunca perdió actualidad, porque soplan vientos favorables para el peso de la iglesia en la Educación y también para la mentalidad de empresa, el desprestigio y ataque de lo público..., rescatamos, -y reproducimos-, un artículo escrito por la Plataforma de la Enseñanza Pública de Andalucía en marzo de este mismo año y con el mismo título.
ORA ET LABORA. EL PESO DE IGLESIA, BANCOS Y EMPRESAS EN LA EDUCACIÓN
España
tiene el dudoso honor de ser, con muchísima diferencia, la líder
europea en educación privada. Los conciertos
no se limitan a Primaria y ESO sino que extienden sus tentáculos a la Universidad y
la Secundaria Postobligatoria. Por si esto fuera poco, se aumentan
las desgravaciones fiscales a los centros privados o se discrimina al
profesorado de la enseñanza pública en el acceso a cursos de formación. Hay un interés
manifiesto por parte de la Administración en degradar la escuela pública.
El empleo del eufemismo Centros sostenidos con fondos públicos elude
nombrar una penosa realidad: centros públicos con aulas prefabricadas, faltos
de mobiliario o sin
servicio de limpieza, frente al aumento paulatino de nuevos conciertos,
con el apoyo explícito de "grandes" centrales sindicales.
Con
este panorama, la Iglesia, por mediación de la CONCAPA
exige al nuevo ministro que se extienda la gratuidad al Bachillerato y Ciclos,
cosa que, por la reforma educativa anunciada, parece cantado que van a
conseguir. Una reforma, como es habitual, que se ha puesto sobre la mesa sin
contar con el profesorado (¡Hasta ahí podríamos llegar!), sin debate público
previo e imponiendo conceptos y planteamientos tecnocráticos.
La mentalidad empresarial ha penetrado en la
educación; ese es un tanto que se han apuntado desde tiempo atrás. Han calado
términos adrede difusos (excelencia, calidad, competencias, buenas prácticas,
innovación, autonomía...) y de control (estándares, acreditación), que se han
traído y llevado para mayor gloria de entes como la AGAEVEy
la ANECA. Ya no nos choca escuchar cosas como hacer auditorías a los centros,
que los salarios estén en función de los resultados o que se clasificará
a los profesores según sea su productividad, por supuesto, para fomentar la
competición entre profesores y centros. La perversión de aplicar el lenguaje de
los mercados y empresarios es evidente.
Como anunciaba hace una década el belga
Nico Hirt en su indispensable artículo Los
tres ejes de la mercantilización escolar, las grandes corporaciones tienen
como objetivo prioritario sacar la máxima tajada de la educación pública
(también de la sanidad y de las pensiones). Los políticos son adalides de esta
ideología, como lo demuestra la Consejería de Educación de Andalucía al
promover el fomento
de la cultura emprendedora desde Primaria o Rajoy, cuando habla de
impartir Educación Empresarial en Secundaria. Pero
quienes de verdad se están frotando las manos son los bancos. El año pasado la OCDE y el BBVA llegan a un acuerdo para
introducir una prueba de Educación Financiera en el informe PISA. La
fundación del Banco Santander Empieza por Educar mete sus garras en la educación pública.
La ofensiva no se queda ahí. Antes de las elecciones del 20 N el presidente de MANGO pedía el copago en
Sanidad y Educación. A
día de hoy la amenaza continúa aún más viva.
Detrás
de todo este entramado laten eslóganes falsos, repetidos una y otra vez, como
el de la igualdad de oportunidades o aquellos que defienden que la diferencia
de resultados académicos se debe a capacidades innatas y al esfuerzo personal.
En esta línea encontramos la noticia La
CEOE ve en los genes la clave del éxito escolar. La patronal cuestiona la
presencia femenina en la docencia.
Mientras
tanto, dentro de la estrategia de desprestigio de lo público, el
arzobispo de Granada dice que querer ser funcionario es una enfermedad
social y el
obispo de Córdoba declara que en Secundaria nos dedicamos a incitar a la
fornicación. Como premio, la
Generalitat Valenciana cede la Educación Sexual a la Iglesia. Un paso más
allá va el arzobispo
de Granada, identificando el aborto con el genocidio nazi. Así no nos
extrañan las recientes palabras de Gallardón
sobre la violencia estructural de género como un guiño a los sectores
más rancios de la derecha y la Iglesia.
Si
a todo lo anterior le sumamos la perla del presidente de la Comisión de
Economía y Política Financiera de la CEOE, José
Luis Feito, refiriéndose a los parados y Laponia, o las científicas
declaraciones sobre la nula
movilidad de los trabajadores, que milagrosamente encuentran trabajo cuando
está a punto de terminárseles el subsidio, según Juan Rosell; sólo nos
falta la
reforma laboral para que estén todos contentos. O no. Puede que
quieran más.