viernes, 2 de marzo de 2012

¿Por qué matricularse en la escuela pública?






Las ventajas que las familias tienen a la hora de escolarizar a sus hij@s en la Escuela Pública,  nos las resume el vicepresidente de la CEAPA, en un artículo que se incluye en el blog "Currículum del hogar" que, prácticamente de modo literal reproducimos.

Las ventajas de la escuela pública las resume en seis temas claves:

Socializa mejor a los niños y niñas
Es democrática
Inclusiva
Participativa 
Aconfesional.

Socializadora, porque siendo la familia la que en un primer momento constituye el entorno social, es la escuela la encargada de la formación integral, de que nuestros hijos conozcan distintos grupos sociales cercanos a su experiencia, algunas de sus características culturales, valores y formas de vida, generando actitudes de confianza, respeto y aprecio.

Democrática, porque la principal característica de una escuela democrática es la participación en ella de la comunidad educativa, libre e igualitaria, con un proyecto común y unas líneas de trabajo mutuamente aceptadas, donde cada sector debe partir de la premisa de que necesita al otro para sacar adelante un programa educativo, del que se beneficiará toda la comunidad y en espacial el alumnado. Esto se aplica mediante la toma de decisiones conjuntas por parte de todos los participantes en lo relativo a la organización cotidiana mediante los consejos escolares, como órgano máximo de participación de un centro.

Inclusiva, pues ésta es la escuela que incluye a todos, la que reconoce la realidad plural de nuestra sociedad, la que no entiende la diferencia como problema, sino como valor a integrar para el enriquecimiento del grupo y de cada uno de sus miembros.

Participativa, pues es un lugar de encuentro de padres, madres y profesores: la participación de los padres y madres en la escuela debe ser real, porque ella se considera un factor y un componente de la calidad de la enseñanza y además un beneficio para los alumnos.

Aconfesional, concepto que implica que la escuela no asume como propia ninguna confesión religiosa; en la escuela publica no debe haber símbolos de carácter privado, garantizando el total respeto hacia la dignidad de cada individuo y de todas las personas que forman la comunidad educativa.

Basándome en estos pilares, que yo creo fundamentales en la educación, mi elección no podía ser otra que la escuela publica. A un año de que mi tercer hijo termine su último año de instituto puedo afirmar que los tres se han convertido en personas formadas, capaces, cívicas y tolerantes, propias de un país democrático y moderno como el nuestro. Mis hijos, gracias al sistema de becas, al sistema de préstamo de libros de texto, al sistema de bibliotecas públicas, en definitiva, gracias a la cobertura social del Estado en la importante labor de educar a nuestros hijos, han conseguido lo que han querido, sin verse perjudicados por el lugar de nacimiento, por la ideología de sus padres o su situación económica.

Mis hijos han pasado del cobijo familiar a entrar de lleno en la sociedad como hombres y mujeres democráticos, participativos, tolerantes y respetuosos hacia todo tipo de creencias o tradiciones diferentes a las suyas, lo que demuestra que mi elección por la escuela pública allá por los años 80 fue la correcta, y mi lucha, trabajo y apuesta por la escuela pública merece y merecerá siempre la pena.


Autor
Virgilio Gantes
Vicepresidente de CEAPA
Extraído de
Padres y Madres de Alumnos y Alumnas
Revista de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA)
Nro 111 Nov-dic 2011