Varios niños y niñas se encaraman a la valla del CEIP Manuel Mallo de Nadela, en Nadela, Lugo. |
Lara Carrasco, InfoLibre, 6 de febrero de 2024
Galicia ha incrementado su gasto público en educación un 17% en una década. Hablando en números brutos, la Xunta pasó de invertir 2.390 millones en 2011 a destinar más de 2.796 millones en 2021, el último año disponible en la Estadística de gasto público en educación publicada por el Ministerio. Hasta ahí todo bien. El problema viene, como casi siempre, cuando se empieza a analizar la letra pequeña. Ahí ya la frase suena diferente, porque el incremento en el mismo periodo de los fondos destinados a la educación concertada y a la enseñanza privada ha crecido más. Concretamente, un 28,9%.
El educativo, junto al sanitario, es uno de los sectores más movilizados, precisamente, por el "deterioro" de lo público. Así lo denunció por ejemplo una manifestación convocada por la Plataforma en Defensa do Ensino Público el pasado mes de junio. En un recorrido a través de las calles de Santiago, profesorado, padres de alumnos y estudiantes clamaron contra el desmantelamiento de la educación pública en Galicia y para reclamar más medios para la atención a los alumnos. Seis meses más tarde, docentes y sindicalistas se encerraron en la sede de la Consellería de Cultura, Educación, Formación Profesional e Universidades de la Xunta para mostrar su rechazo a la política educativa de Alfonso Rueda (PP). Hablaban, sobre todo, de precariedad. Y la enmarcaban también en los gobiernos de Alberto Núñez Feijóo.
Porque la mala situación, como muestra el Ministerio de Educación, viene de lejos. Volvamos a la estadística. Para conocer correctamente cuál ha sido la evolución de la inversión en la educación puramente pública se debe descontar la cantidad de fondos destinados a la enseñanza concertada y privada. Del cálculo se obtiene una diferencia de porcentajes todavía mayor: el dinero destinado a la pública en la última década supone un 15,7%. En números absolutos, ha pasado de 2.147 a 2.483 millones de euros. El montante de la concertada, en el mismo periodo, ha pasado de ser más de 243 millones a más de 313.
¿Y a dónde ha ido a parar todo esto? Si se analizan las transferencias de las administraciones a centros de titularidad privada que contiene la misma estadística se observa que prácticamente todos los fondos a la educación que no es pública han sido destinados a la educación no universitaria. Y, dentro de ella, el mayor montante se lo lleva la educación infantil y primaria, en la que la Xunta invirtió 169.561 millones, el 54,1%. El resto lo recibió la educación secundaria y la formación profesional (127.574 millones, el 40,7%) y la educación especial (16.085 millones, el 5,1%).
Nada se dedicó al Bachillerato, por ejemplo, que en Galicia no se concierta. A este respecto, la comunidad precisamente destaca como la segunda (sólo por detrás de la Comunitat Valenciana) en la que más se inflan las notas del Bachillerato privado. Lo reveló un informe publicado el pasado mes de junio por el Observatorio de Sistema Universitario (OSU). Según sus datos, el 20,8% del alumnado gallego consigue sobresaliente en Bachillerato en estos centros, pero sólo un 2,8% lo obtiene en las pruebas de acceso a la universidad.
Centros religiosos y segregación por sexo
Y, ¿cuál es el peso de la enseñanza privada y concertada en Galicia? Los datos pueden extraerse también del Ministerio de Educación. La última estadística elaborada bajo el título Las cifras de la educación en España, referida al curso 2021-2022, cifran en un 23% el número de colegios que imparten la etapa Primaria privada y concertada. En números brutos, se trata de 199 colegios de un total de 868. El resto son públicos. En la ESO tenemos porcentajes similares. También son 868 los centros que lo imparten y, de ellos, 178 son privados o concertados, es decir, el 20,5%.
Estos últimos, en su mayoría, y al contrario de lo que ocurre si hablamos del mapa general en España, son laicos. Para hacer esta afirmación hay que mirar al Instituto Nacional de Estadística (INE), que ofrece estos datos para el curso 2020-2021. A nivel nacional, el 27,8% de las escuelas concertadas son religiosas (son, en números brutos, 2.598 de 9.323), mientras que un 27,3% son laicas. En Galicia los porcentajes se invierten. Y se distancian. El 31,5% de los centros concertados son laicos, mientras que el 23,7% son religioso.
Aun así, sí hay una cosa que es común: la mayoría de los centros religiosos tienen concierto con la Administración pública. En concreto, más del 82%. Son estos los que, a nivel nacional, se benefician de los récords de financiación que se producen año a año. El último (2021), también recogido por las estadísticas oficiales del departamento que dirige Pilar Alegría, cifró en más de 7.400 millones los fondos que el Estado dedicó a este tipo de enseñanza en la que, a pesar de estar prohibido por la LOMLOE, se sigue segregando por sexo.
También en Galicia. Según publicó Praza.gal el pasado mes de abril, hay al menos cuatro colegios vinculados al Opus Dei (Montespiño y Peñarredonda en A Coruña y Las Acacias y Montecastelo en Vigo) que lo siguen haciendo. En el curso 2022-2023 se les acababa el concierto aprobado por el Gobierno de Feijóo en 2017. Para renovarlo debían ajustarse a la nueva ley educativa, que prohíbe expresamente separar a los niños de las niñas. Pero según publicó este diario, estas escuelas permiten aulas mixtas en Primero de Primaria. Sólo. Y así consiguen la financiación pública. En septiembre la CIG instó a la inspección educativa de la Xunta y a la del Estado a vigilar que estos colegios cumplen con la ley. La Consellería de Educación, a preguntas de infoLibre, ya aseguró no obstante que así ocurre.
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