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Javier Cuervo, La Nueva España, 25 de noviembre de 2021
Aunque solo haya certeza de que se ejerce aquí, la mayor parte de la religión trata del más allá. Todavía sigue en nuestro sistema educativo, aunque, como la mayor parte de su contenido es para el más allá, debería ser una actividad extraescolar, que es el más allá de los escolares.
La religión se queda sin asignatura alternativa para los que no quieren estudiarla. De cara a Dios, la cosa tiene sentido. Los que creen en Dios tienen un plus que les ocupa más horas, pero les da más sosiego porque les aumenta la esperanza de vida hasta la eternidad. Los que no tienen Dios solo cuentan con esta vida y tiene sentido que la aprovechen lo más posible sin verse sometidos a prédicas en las que no creen. Pero si Dios fuera el objetivo, las notas de religión escolares no servirían para nada porque el cristiano se la juega todo al examen final del juicio.
No hay una asignatura espejo a la religión, que es colectiva, porque el ateísmo es individual. Las religiones están organizadas, son proselitistas y quieren fieles, pero el ateísmo va a su bola, no predica para convencer a nadie ni quiere seguidores porque no tiene adónde conducirlos.
Como la educación está llena de rarezas sociales sedimentadas (aunque no tantas como las creencias religiosas), no se acepta bien que la enseñanza de religión no tenga alternativa y la Iglesia aprieta para que, en sustitución, los chavales no repasen más otras materias (para que no saquen ventaja académica a los que estudian religión) ni queden dispensados de hacer algo porque creen que la nada mundana supera al interés por Dios, aunque sea todo.
Las autonomías piensan cómo retener a los chavales sin tener una alternativa común a la religión. A los escolares les vendría muy bien que les enseñaran unas nociones para descifrar, sin adoctrinamientos, los mensajes emocionales, económicos y sociales que hay en los videojuegos, las películas, las series, los realities, las canciones, las redes sociales y la publicidad, donde están las nuevas creencias masivas que compiten o sustituyen las de la religión.
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