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viernes, 18 de noviembre de 2016

Hacia dónde va la "nueva" innovación educativa

Innovar, sí, pero con recursos, con democracia, sin privatizaciones, sin bancos ni empresas, en todos los centros y poco a poco, sin imposiciones




Rosa Cañadell reflexiona en el artículo, (tomando como referencia el programa catalán Escuela Nueva 21, patrocinado por la Fundación Bofill, la Caixa, la Universidad Abierta de Cataluña y el Centro UNESCO de Cataluña), sobre la participación de empresas privadas tanto en la formación docente como en proyectos "innovadores". ¿Es esto auténtica innovación o simplemente un intento más de introducir los principios  más neoliberales en la Educación?

El artículo se ha publicado en Directa.cat

Rosa Cañadell es es psicóloga y profesora. Portavoz del sindicato USTEC-STEs y miembro de la Comisión Promotora #ILPeducacio


Artículo



La innovación educativa está de moda y eso es una buena noticia. De hecho, la innovación en los centros educativos no se ha detenido nunca: mejor o peor, en la buena línea o en la equivocada, en las aulas, siempre se acaba innovando. Entre otras cosas, porque constantemente hay cambios: el perfil del alumnado, el equipo directivo, las normativas, las nuevas tecnologías, los nuevos problemas, etcétera. Por tanto, siempre se debe adaptar la tarea educativa a la realidad que hay en el aula, en el centro y en la sociedad.

El debate, ahora, ha salido del aula y empieza a aparecer en los medios de comunicación, a las charlas y las jornadas, a la formación. Hay un montón de propuestas: escuelas libres, educación viva, educación emocional, escuelas Waldorf, trabajo por proyectos, gammificación, clase invertida, educación maker , programa Magnet, Design for Change , ... y un programa que parece aglutinar diferentes propuestas al alrededor de lo que han llamado Escuela Nueva 21. Un programa patrocinado por la Fundación Bofill, la Caixa, la Universidad Abierta de Cataluña y el Centro UNESCO de Cataluña.

Este programa ya reúne veintidós seis centros públicos y privados considerados avanzados y se propone extender la innovación en todo el país. De momento, casi quinientos centros de primaria y secundaria han solicitado formar parte del programa, inicialmente previsto para doscientos. Parece que todo el mundo quiere innovar o todo el mundo quiere que le pongan el sello de escuela avanzada.

Algunos artículos han comparado la actual empuje de innovación educativa con las que hubo en tiempos de la República y, más adelante, en plena transición. Pero, ¿realmente estamos ante una nueva ola innovadora o estamos asistiendo a la introducción de los principios más neoliberales a la educación bajo el paraguas de la innovación ? No dudo del buen trabajo que se hace en muchos de nuestros centros educativos ni de la importancia de la innovación, pero debemos tener cuidado con como la basura y los peligros que puede conllevar.

Los presupuestos

No deja de ser curioso que, en un momento en que el gasto destinado a educación ha disminuido de manera exponencial hasta situarse a la cola de toda la Unión Europea, en la que se ha aumentado el número de alumnos por aula, ha disminuido el profesorado, se han aumentado las horas lectivas y se han congelado el sueldos, emerja la necesidad imperiosa de innovar . No estaremos promocionando que no hay que invertir más, sino cambiar las metodologías para mejorar la educación?No estamos lavando la cara a un departamento que invierte en educación menos de la mitad que la media europea?

La cuestión es que muchas de las nuevas metodologías que promociona el programa Escuela Nueva 21 no son tan nuevas. Ya se habían llevado a cabo en muchos centros y se han dejado de hacer, entre otras razones, porque las condiciones no lo permitían: el gran número de alumnos en el aula hacía muy difícil un trabajo cooperativo e individualizado, los espacios no eran los apropiados para algunas de estas prácticas, la normativa hacía difícil cambiar muchos parámetros, las evaluaciones externas no acababan de cuajar con estos principios. ¿Como se pueden discutir qué metodologías van mejor por el alumnado si el profesorado no tiene tiempo ni espacios para encontrarse y coordinarse? Como puede aprender nuevas técnicas pedagógicas, el profesorado, si se han recortado 21,6 millones de euros del dinero destinado a la formación permanente de los docentes?

La escuela pública y la privada


Las innovaciones educativas, tanto en la época de la República como durante la transición (Declaración de la Escuela de Verano Rosa Sensat de 1976), estaban intrínsecamente ligadas a la defensa de la escuela pública, laica, plural y democrática, con una preocupación especial para llegar a las clases populares y paliar las desigualdades. En las etapas anteriores, la innovación iba muy ligada no sólo a la metodología , sino también a las cuestiones sociales y al objetivo de "formar ciudadanos libres, críticas y capaces de transformar la sociedad".

No queda claro que los objetivos de la nueva innovación también sean éstos. Para empezar, entre los centros elegidos como avanzados , los hay públicos, pero también de privados concertados, lo que obvia la segregación social que implica la doble red o la concentración de un solo tipo de alumnado en algunos centros educativos y, de este modo, avala la privatización. Tampoco parece que se pueda promocionar una escuela laica, plural y democrática en centros que son religiosos, seleccionan al alumnado y no se gestionan democráticamente.

Las empresas privadas

Las innovaciones educativas siempre habían partido de los maestros y el profesorado, desde las primeras Conversaciones Pedagógicas de los años 30 hasta las escuelas de verano de Rosa Sensat. Ahora, en cambio, parece que son organizaciones privadas las que deciden y promocionan la innovación y todo ello sin que el Departamento de Enseñanza, máxima autoridad en la educación de este país, diga gran cosa. Así, ¿no estamos promocionando que sean estas entidades las que marquen la agenda de la educación y se encarguen de la formación del profesorado? ¿No es privatización esto?

Las empresas y los bancos tienen unos intereses muy concretos y no son precisamente un modelo de comportamiento ético y solidario. ¿Qué hace Telefónica ofreciendo formación al profesorado? ¿Qué hace La Caja subvencionando la innovación? ¿Se trata de que los centros educativos aprovechen la generosidad de los bancos y las empresas o que los bancos y las empresas aprovechen las escuelas y los institutos para vender sus productos (móviles, ordenadores, tabletas) y sus valores (individualismo, competitividad, sumisión)?


La clasificación de centros y la desigualdad


Cuando hacemos público el nombre de aquellas escuelas que se consideran innovadoras y avanzadas , qué mensaje damos sobre el resto.Son ... retrasadas ?, anticuadas? Esto es una manera muy sutil de crear una competitividad entre los centros que es totalmente contradictoria con el espíritu del trabajo en red o el aprendizaje entre iguales que precisamente defiende este proyecto.

Etiquetando los centros educativos en diferentes categorías desmenuza la red pública y se somete la educación a las leyes del mercado. Diferenciar los centros para que los padres y las madres puedanelegir el proyecto que más les gusta es contrario a ofrecer igualdad de oportunidades a todos los alumnos. Todo el mundo sabe que, en una sociedad tan desigual como la nuestra, no todas las familias tienen la formación ni el tiempo ni la información para poder elegir en igualdad de condiciones.


La gestión vertical


Las nuevas innovaciones, nos dicen, necesitan de un liderazgo fuerte y de un proyecto de centro propio. Esto no quiere decir apoyar la gestión vertical, en la que las direcciones tienen el poder de implantar proyectos de centro y de escoger el profesorado que crean conveniente? Donde queda la democracia y la participación? Donde queda la diversidad si todos los centros deben innovar tal como lo hacen estos veintidós seis centros? Donde queda la diversidad pedagógica y la iniciativa de los docentes? Dónde quedan los criterios objetivos de selección de profesorado? ¿Por qué, para innovar, es necesario implantar una gestión de los centros públicos como la de los centros privados? Habría que recordar que el período en que más se innovó en Cataluña, tras la dictadura, fue precisamente el período en que se abolió el cuerpo de directores y se democratizó la gestión.


El tipo de innovación


¿Quien ha decidido cuáles son estos veintidós seis centros avanzados ? ¿La Fundación Bofill? ¿La Caja? ¿El Departamento? ¿Una comisión? ... ¿Con qué criterios han decidido que son estos y no otros? ¿Ha habido algún tipo de concurso público?

¿A partir de qué evaluación, qué evidencia o qué estudios se ha decidido que lo que hacen estas escuelas es el mejor? No dudo que haya gente que se hace cosas muy interesantes, de hecho, conozco algunas, pero con eso no basta para decidir que, ahora, por ser una buena escuela o instituto, se debe trabajar de acuerdo con los principios de estos centros. Habría que haber hecho algún estudio o alguna evaluación para poder afirmar que su metodología, sus principios y su organización escolar son las mejores . Y también tener claro con qué finalidad: ¿para disminuir el fracaso escolar ? ¿para que los chicos y chicas sean más felices? ¿para sacar mejor nota en los rankings PISA? ¿para hacer jóvenes más críticos ? más sabios ? ¿más competitivos?

En definitiva, hay que innovar, sí, pero hay que hacerlo con recursos, con democracia, sin privatizaciones, sin bancos ni empresas, en todos los centros y poco a poco, contrastando lo que funciona y lo que no funciona, con formación, con la participación del profesorado y sin imposiciones.

No obstante, este revuelo puede llevar a una buena reflexión sobre qué modelo educativo necesitamos para dar respuesta no sólo a lo que pide la OCDE, las empresas y los bancos, sino a las necesidades del alumnado que deberá enfrentarse a una sociedad cada vez más desigual y más injusta. Hay que avanzar hacia un modelo educativo que, además de nuevas metodologías, apueste por la igualdad social, por la justicia y por ofrecer una educación que sirva para entender la realidad y dé herramientas para mejorarla. Hay que disminuir y abolir las diferencias educativas y desterrar la competitividad entre los centros. Es necesario que desaparezcan los centros privados financiados con fondos públicos.Hay una inversión en educación a la altura de la UE y unas condiciones de trabajo del profesorado que hagan posible estas y muchas otras innovaciones.





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